jueves, 15 de diciembre de 2016
Premio Nobel 2015
Tres investigadores que han desarrollado nuevos tratamientos contra
infecciones de la pobreza causadas por parásitos han sido galardonados
con el premio Nobel de Medicina 2015. Los premiados son la científica china
Youyou Tu
, por el desarrollo de la artemisina contra la malaria; y el japonés Satoshi Omura y el irlandés afincado en EE.UU. William Campbell,
por el desarrollo de la ivermectina contra las infecciones causadas por
gusanos nematodos como la elefantiasis y la oncocercosis.
“El impacto de estos fármacos va más allá de reducirla enfermedad. Permiten que los niños vayan a la escuela, que los adultos vayan a trabajar y que salgan de la pobreza”, ha declarado Hans Fossberg, miembro del Comité Nobel, al anunciar los premios. “Representan un cambio de paradigma en la historia de la medicina, no sólo en cuanto a tratamientos, sino en aportar bienestar y prosperidad tanto a las personas como al conjunto de la sociedad”.
Artemisina contra la malaria
Youyou Tu, nacida en 1930, se formó como farmacóloga en la Universidad Médica de Pekín y ha desarrollado casi toda su carrera en la Academia de Medicina Tradicional China. A finales de los años 60, mientras trabajaba en un proyecto militar para buscar nuevas terapias contra la malaria, recurrió a plantas utilizadas en la medicina tradicional e identificó una candidata prometedora a partir de un extracto dela planta Artemisia annua.
Los primeros resultados fueron poco concluyentes, pero Youyou Tu siguió adelante con la investigación y consiguió extraer la artemisina, un compuesto capaz de matar los parásitos de la malaria en las fases tempranas de su desarrollo. Hoy día este fármaco se utiliza en todas las regiones del mundo afectadas porla malaria. Contribuyó a mejorar el tratamiento de la enfermedad en un momento en que los fármacos utilizados hasta entonces, la cloroquina y la quinina, estaban perdiendo eficacia. Se estima que, sólo en África, el continente más castigado por la enfermedad, la artemisina salva en la actualidad más de 100.000 vidas cada año.
Por este avance, Youyou Tu recibirá la mitad del premio Nobel, que está dotado con ocho millones de coronas suecas (unos 850.000 euros). Se trata de la primera mujer china que gana un premio Nobel y del primer Nobel de ciencia que se otorga por una investigación realizada en China (aunque anteriormente lo habían ganado otros científicos nacidos en China por investigaciones realizadas en EE.UU.).
Ivermectina contra las infecciones por nematodos
La otra mitad del premio se repartirá a partes iguales entre el japonés Satoshi Omura y el irlandés William Campbell, que descubrieron un nuevo tratamiento contra las infecciones causadas por gusanos nematodos.
Gracias a sus investigaciones, la oncocercosis y la elefantiasis, que eran infecciones comunes y extremadamente graves en regiones tropicales, “están cerca de ser erradicadas”, ha destacado Hans Fossberg en la rueda de prensa en que ha anunciado el premio y que se ha retransmitido por streaming.
Satoshi Omura, nacido en 1935, obtuvo un doble doctorado como farmacólogo y como químico y ha desarrollado la mayor parte de su carrera enla Universidad Kitasato, una institución privada de Tokio, donde actualmente mantiene una plaza de profesor emérito.
William Campbell, por su parte, nació en Ramelton (Irlanda) en 1930 y emigró a Estados Unidos después de licenciarse por la Universidad de Dublín. Se doctoró por la Universidad de Wisconsin y ha desarrollado casi toda su carrera profesional en el Instituto Merck de Investigación Terapéutica en Nueva Jersey (EE.UU.). Actualmente es investigador emérito en la Universidad Drew, también de Nueva Jersey.
Omura centró sus investigaciones en las bacterias del género Streptomyces, de las que ya se sabía que producen sustancias con acción antibacteriana (como el antibiótico estreptocimicina, cuyo descubrimiento fue premiado con el Nobel en 1952 por su eficacia contra la tuberculosis). Trabajando con muestras obtenidas de la naturaleza, consiguió aislar miles de cepas de Streptomyces. Selecccionó unas cincuenta, que consideró las más prometedoras. A partir de una de ellas, que había obtenido de tierra recogida de un campo de golf, consiguió curar a ratones infectados con nematodos.
Campbell adquirió los cultivos de Omura y continuó las investigaciones. En investigaciones realizadas en los años 70 del siglo XX, demostró que contenían un componente eficaz contra infecciones comunes de animales domésticos y de granja, y que aún hoy se utiliza en veterinaria. Purificó el componente, al que llamó avermectina, y lo modificó químicamente para aumentar su eficacia. Obtuvo así un fármaco llamado ivermectina, que demostró ser eficaz contra infecciones causadas por nematodos.
“El impacto de estos fármacos va más allá de reducirla enfermedad. Permiten que los niños vayan a la escuela, que los adultos vayan a trabajar y que salgan de la pobreza”, ha declarado Hans Fossberg, miembro del Comité Nobel, al anunciar los premios. “Representan un cambio de paradigma en la historia de la medicina, no sólo en cuanto a tratamientos, sino en aportar bienestar y prosperidad tanto a las personas como al conjunto de la sociedad”.
Artemisina contra la malaria
Youyou Tu, nacida en 1930, se formó como farmacóloga en la Universidad Médica de Pekín y ha desarrollado casi toda su carrera en la Academia de Medicina Tradicional China. A finales de los años 60, mientras trabajaba en un proyecto militar para buscar nuevas terapias contra la malaria, recurrió a plantas utilizadas en la medicina tradicional e identificó una candidata prometedora a partir de un extracto dela planta Artemisia annua.
Los primeros resultados fueron poco concluyentes, pero Youyou Tu siguió adelante con la investigación y consiguió extraer la artemisina, un compuesto capaz de matar los parásitos de la malaria en las fases tempranas de su desarrollo. Hoy día este fármaco se utiliza en todas las regiones del mundo afectadas porla malaria. Contribuyó a mejorar el tratamiento de la enfermedad en un momento en que los fármacos utilizados hasta entonces, la cloroquina y la quinina, estaban perdiendo eficacia. Se estima que, sólo en África, el continente más castigado por la enfermedad, la artemisina salva en la actualidad más de 100.000 vidas cada año.
Por este avance, Youyou Tu recibirá la mitad del premio Nobel, que está dotado con ocho millones de coronas suecas (unos 850.000 euros). Se trata de la primera mujer china que gana un premio Nobel y del primer Nobel de ciencia que se otorga por una investigación realizada en China (aunque anteriormente lo habían ganado otros científicos nacidos en China por investigaciones realizadas en EE.UU.).
Ivermectina contra las infecciones por nematodos
La otra mitad del premio se repartirá a partes iguales entre el japonés Satoshi Omura y el irlandés William Campbell, que descubrieron un nuevo tratamiento contra las infecciones causadas por gusanos nematodos.
Gracias a sus investigaciones, la oncocercosis y la elefantiasis, que eran infecciones comunes y extremadamente graves en regiones tropicales, “están cerca de ser erradicadas”, ha destacado Hans Fossberg en la rueda de prensa en que ha anunciado el premio y que se ha retransmitido por streaming.
Satoshi Omura, nacido en 1935, obtuvo un doble doctorado como farmacólogo y como químico y ha desarrollado la mayor parte de su carrera enla Universidad Kitasato, una institución privada de Tokio, donde actualmente mantiene una plaza de profesor emérito.
William Campbell, por su parte, nació en Ramelton (Irlanda) en 1930 y emigró a Estados Unidos después de licenciarse por la Universidad de Dublín. Se doctoró por la Universidad de Wisconsin y ha desarrollado casi toda su carrera profesional en el Instituto Merck de Investigación Terapéutica en Nueva Jersey (EE.UU.). Actualmente es investigador emérito en la Universidad Drew, también de Nueva Jersey.
Omura centró sus investigaciones en las bacterias del género Streptomyces, de las que ya se sabía que producen sustancias con acción antibacteriana (como el antibiótico estreptocimicina, cuyo descubrimiento fue premiado con el Nobel en 1952 por su eficacia contra la tuberculosis). Trabajando con muestras obtenidas de la naturaleza, consiguió aislar miles de cepas de Streptomyces. Selecccionó unas cincuenta, que consideró las más prometedoras. A partir de una de ellas, que había obtenido de tierra recogida de un campo de golf, consiguió curar a ratones infectados con nematodos.
Campbell adquirió los cultivos de Omura y continuó las investigaciones. En investigaciones realizadas en los años 70 del siglo XX, demostró que contenían un componente eficaz contra infecciones comunes de animales domésticos y de granja, y que aún hoy se utiliza en veterinaria. Purificó el componente, al que llamó avermectina, y lo modificó químicamente para aumentar su eficacia. Obtuvo así un fármaco llamado ivermectina, que demostró ser eficaz contra infecciones causadas por nematodos.
Premio Nobel 2014
La carrera de los tres científicos ha estado centrada en la
investigación del cerebro, que les ha permitido descubrir el "GPS
interno" que posibilita la orientación en el espacio.
O'Keefe, nacido en 1939 en Nueva York, es doctor de psicología fisiológica por la Universidad McGill de Canadá en 1967.
Posteriormente se trasladó al University College de Londres para estudios de postdoctorado, donde en 1987 fue nombrado catedrático de neurociencia cognitiva.
O'Keefe, que también posee la ciudadanía británica, es actualmente director del Centro Wellcome Sainsbury de Circuitos Neuronales y Comportamiento en el University College de Londres.
El laureado descubrió en 1971 que un tipo de células nerviosas en el hipocampo siempre se activaban cuando una rata se encontraba en un lugar determinado de una habitación y que otras lo hacían cuando el animal estaba en otro punto.
A partir de esta constatación y fascinado por la cuestión de cómo el cerebro controla el comportamiento, planteó que estas "células de lugar" constituyen un mapa interno del entorno.
Durante toda su carrera, O'Keefe ha estudiado el hipocampo y su papel en la memoria espacial y la orientación, cuya pérdida es significativa en trastornos como el Alzheimer.
Su descubrimiento de que el hipocampo contiene neuronas que codifican la localización determinada de un animal le hizo merecedor este año también, junto a Marcus E. Raichle y Brenda Milner, del Premio Kavli de Neurociencia.
May-Britt Moser nació en 1963 en Fosnavåg, Noruega, estudió psicología en la Universidad de Oslo junto a su futuro marido y también premiado hoy con el Nobel, Edvard Moser, y se doctoró en neurofisiología en 1995.
Fue alumna de postdoctorado en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y científica invitada en el University College de Londres, donde trabaja O'Keefe, antes de trasladarse en 1996 a la Universidad noruega de Ciencia y Tecnología de Trondheim.
En 2000 fue nombrada catedrática de neurociencia y actualmente es directora del Centro de Computación neuronal en Trondheim.
Edvard Moser nació en 1962 en Ålesund, Noruega, y es doctor en neurofisiología por la Universidad de Oslo en 1995.
Fue alumno de postdoctorado junto con su esposa en la Universidad de Edimburgo y después también científico invitado en el laboratorio de O'Keefe en Londres.
En 1996 regresa junto a su esposa a Noruega, a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Trondheim, donde es catedrático desde 1998.
Actualmente es director del Instituto Kavli de Sistemas de Neurociencia de Trondheim.
En 1996, O'Keefe se convirtió en mentor del matrimonio Moser en el estudio de cómo registrar la actividad de las células en el hipocampo.
En 2005, más de tres décadas después del hallazgo de O'Keefe, May-Britt y Edvard I. Moser descubrieron "otro componente clave" del sistema de posicionamiento del cerebro, al identificar otras células nerviosas que generaban un sistema coordinado y permitían de forma precisa situarse en el espacio.
O'Keefe y el matrimonio Moser fueron galardonados en 2013 con el Premio Horwitz de la Universidad de Columbia (EE. UU.) por sus trabajo, realizado en animales, que "podría conducir a nuevos tratamientos contra el Alzheimer y otros trastornos neurológicos que podrían afectar a las capacidades espaciales del cerebro", según dicho centro académico.
El Instituto Karolinska de Estocolmo dividió hoy el premio en dos partes: la primera para el estadounidense y la segunda para los dos noruegos.
Los galardonados compartirán un premio de 8 millones de coronas suecas (879.000 euros, 1,1 millones de dólares).
O'Keefe, nacido en 1939 en Nueva York, es doctor de psicología fisiológica por la Universidad McGill de Canadá en 1967.
Posteriormente se trasladó al University College de Londres para estudios de postdoctorado, donde en 1987 fue nombrado catedrático de neurociencia cognitiva.
O'Keefe, que también posee la ciudadanía británica, es actualmente director del Centro Wellcome Sainsbury de Circuitos Neuronales y Comportamiento en el University College de Londres.
El laureado descubrió en 1971 que un tipo de células nerviosas en el hipocampo siempre se activaban cuando una rata se encontraba en un lugar determinado de una habitación y que otras lo hacían cuando el animal estaba en otro punto.
A partir de esta constatación y fascinado por la cuestión de cómo el cerebro controla el comportamiento, planteó que estas "células de lugar" constituyen un mapa interno del entorno.
Durante toda su carrera, O'Keefe ha estudiado el hipocampo y su papel en la memoria espacial y la orientación, cuya pérdida es significativa en trastornos como el Alzheimer.
Su descubrimiento de que el hipocampo contiene neuronas que codifican la localización determinada de un animal le hizo merecedor este año también, junto a Marcus E. Raichle y Brenda Milner, del Premio Kavli de Neurociencia.
May-Britt Moser nació en 1963 en Fosnavåg, Noruega, estudió psicología en la Universidad de Oslo junto a su futuro marido y también premiado hoy con el Nobel, Edvard Moser, y se doctoró en neurofisiología en 1995.
Fue alumna de postdoctorado en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y científica invitada en el University College de Londres, donde trabaja O'Keefe, antes de trasladarse en 1996 a la Universidad noruega de Ciencia y Tecnología de Trondheim.
En 2000 fue nombrada catedrática de neurociencia y actualmente es directora del Centro de Computación neuronal en Trondheim.
Edvard Moser nació en 1962 en Ålesund, Noruega, y es doctor en neurofisiología por la Universidad de Oslo en 1995.
Fue alumno de postdoctorado junto con su esposa en la Universidad de Edimburgo y después también científico invitado en el laboratorio de O'Keefe en Londres.
En 1996 regresa junto a su esposa a Noruega, a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Trondheim, donde es catedrático desde 1998.
Actualmente es director del Instituto Kavli de Sistemas de Neurociencia de Trondheim.
En 1996, O'Keefe se convirtió en mentor del matrimonio Moser en el estudio de cómo registrar la actividad de las células en el hipocampo.
En 2005, más de tres décadas después del hallazgo de O'Keefe, May-Britt y Edvard I. Moser descubrieron "otro componente clave" del sistema de posicionamiento del cerebro, al identificar otras células nerviosas que generaban un sistema coordinado y permitían de forma precisa situarse en el espacio.
O'Keefe y el matrimonio Moser fueron galardonados en 2013 con el Premio Horwitz de la Universidad de Columbia (EE. UU.) por sus trabajo, realizado en animales, que "podría conducir a nuevos tratamientos contra el Alzheimer y otros trastornos neurológicos que podrían afectar a las capacidades espaciales del cerebro", según dicho centro académico.
El Instituto Karolinska de Estocolmo dividió hoy el premio en dos partes: la primera para el estadounidense y la segunda para los dos noruegos.
Los galardonados compartirán un premio de 8 millones de coronas suecas (879.000 euros, 1,1 millones de dólares).
Premio Nobel 2013
Los estadounidenses James E. Rothman, Randy W. Schekman y el alemán (de origen, aunque residente en EEUU) Thomas Südhof, quien ha recibido la noticia en Baeza (Jaén), son los galardonados este año en el Nobel de Medicina y Fisiología por sus descubrimientos en la maquinaria de la regulación del tráfico celular.

Cada célula es una fábrica que produce y exporta moléculas. Por ejemplo, la insulina se fabrica y libera en la sangre y señales químicas llamadas neurotransmisores son enviadas de una célula nerviosa a otra. Estas moléculas son transportadas a la célula en pequeños paquetes llamados vesículas. Los tres Nobel galardonados han descubierto las principales moléculas que gobiernas cómo esta carga es liberada en el lugar adecuado en el momento adecuado dentro de la célula.
Randy Schekman quedó fascinado por cómo la célula organiza su sistema de transporte y utilizó levaduras como un modelo de estudio. Él descubrió un conjunto de los genes que son necesarios para el tráfico de estas vesículas. James Rothman desenmarañó la maquinaria proteica que permite a las vesículas unirse a sus células dianas para permitir la transferencia de ese cargamento. Por su parte, Thomas Südhof se centró en cómo las células nerviosas se comunican entre sí en el cerebro y cómo logran con precisión esa conexión en cada momento.
Precisamente Südhof ha recibido la noticia de su galardón en Baeza (Jaén) donde está impartiendo hoy una conferencia en el simposio 'El tráfico de membranas en la sinapsis', dentro de unas jornadas organizadas por José A. Esteban, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM); Juan Lerma, del Instituto de Neurociencias de Alicante y Thomas L. Schwarz, de la Escuela Médica de Harvard, en Boston (EEUU). Según ha explicado a ELMUNDO.es el propio Lerma, el alemán ha recibido la llamada anunciándole la noticia cuando viajaba desde Madrid hasta Baeza, donde se ha 'encerrado' en un despacho a atender las felictaciones telefónicas antes de intervenir en el curso a las 16.00.
Gracias a sus descubrimientos, Rothman, Schekman y Südhof han revelado el sistema exquisitamente preciso que controla el transporte y liberación de la carga celular. Si este sistema se altera puede conllevar múltiples y graves efectos y contribuir a enfermedades neurológicas, diabetes y trastornos inmunológicos.
Este sistema de control es como un gran, y ocupado, puerto naval donde cada barco tiene que dejar su carga en el lugar y momento adecuado. Las células producen hormonas, neurotransmisores, citoquinas y enzimas que tienen que ser liberadas en otros lugares dentro de la célula o enviadas fuera de ella, exactamente en el momento adecuado. Ese lugar y ese momento lo es todo.
Las vesículas, similares a pequeñas burbujas, rodean la membrana celular y son ellas las que trasladan la carga entre orgánulos o si se unen a la membrana celular externa y liberan su carga fuera. Esto es de gran importancia, ya que desencadena la activación de las neuronas en el caso de que las sustancias liberadas sean neurotransmisores, o controla el metabolismo, en el caso de las hormonas
Premio Nobel 2012
El japonés Shinya Yamanaka y el británico John B. Gurdon han sido galardonados con el Premio Nobel de Medicina de 2012. En esta ocasión, el Instituto Karolinska de Suecia ha querido distinguir a ambos científicos por sus aportaciones clave en el ámbito de la reprogramación celular.
"Sus hallazgos han revolucionado nuestro conocimiento sobre cómo se desarrollan las células y los organismos", ha señalado la organización en un comunicado.
"Este premio", continúa el texto, "reconoce a quienes descubrieron que las células maduras, especializadas, pueden reprogramarse para volver a ser células inmaduras, capaces de convertirse en todos los tejidos del cuerpo", subraya.
Desde 1901, la academia sueca concede anualmente esta distinción,dotada con 10 millones de coronas suecas (1,08 millones de euros), a la figura que haya realizado el descubrimiento más importante en el campo de la fisiología o la medicina.
Entre los favoritos para el galardón de 2012 figuraban también David Allis y Michael Grunstein, por sus avances en epigenética. Además, sonaban con fuerza los nombres de Anthony Pawson y Anthony Hunter, quien ya recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2004 por sus aportaciones en el conocimiento del crecimiento y división celular.
Sin embargo, finalmente, han sido Yamanaka y Gurdon los elegidos por sus avances que "han hecho cambiar los libros de texto" y "han creado nuevas oportunidades para el estudio de las enfermedades y el desarrollo de métodos para diagnósticos y terapias", tal y como ha avanzado la organización.
Premio Nobel 2011
Bruce A. Beutler, Jules A. Hoffmann y Ralph M. Steinman (fallecido el pasado viernes) han sido los ganadores del Premio Nobel de Medicina y Fisiología de 2011, un galardón que, cada año, concede el Instituto Karolinska de Suecia. Según ha anunciado la organización en un comunicado, estos científicos son merecederos de este reconocimiento por sus aportaciones en el ámbito de la inmunología y las vacunas.
La mitad del galardón ha sido concedida a Beutler y Hoffman por "sus descubrimientos relativos a la activación del sistema inmune", mientras que la otra mitad ha recaído en Steinman por "su descubrimiento de la célula dendrítica y su papel en la inmunidad adaptativa".
El estadounidense Bruce Beutler, el francés Jules Hoffmann y el canadiense Ralph Steinman se repartirán así una dotación de 10 millones de coronas suecas (aproximadamente 1,08 millones de euros). Estos tres prestigiosos investigadores se unen así a la larga lista de premiados por la Academia sueca, que desde 1901 apoya el genio intelectual con estos galardones.
La inmunología es un ámbito que ya ha recibido "un buen número de premios Nobel", según recuerda el doctor Manuel Juan, del Hospital Clinic de Barcelona y la Sociedad Catalana de Inmunología. Sin embargo, se trata de una especialidad "poco desarrollada en nuestro país", según lamenta este experto.
"Hasta los años 90 no entró en la Universidad [española], a pesar de que hay gente dedicada a la inmunología desde el siglo XIX", explica Juan. "Es una ciencia transversal que ha tardado en desarrollarse, pero el nivel de producción científica es muy alto", añade.
Según ha destacado la Academia sueca, los descubrimientos que han sido premiados por el Nobel de Medicina han hecho posible el desarrollo de nuevos métodos para hacer frente a las enfermedades, como las vacunas de última generación o las terapias que luchan contra el cancer a través de la activación del sistema inmunitario.
Por otro lado, estos hallazgos también son claves para entender por qué el sistema inmunitario a veces ataca a su propio organismo -como ocurre en las enfermedades autoinmunes-, lo que ha arrojado nuevas pistas para encontrar tratamientos contra estos trastornos.
Premio Nobel 2010
Robert Edwards ha sido el ganador del Premio Nobel de Medicina y Fisiología, concedido por el Instituto Karolinska de Suecia, por el "desarrollo de la fecundación 'in vitro'", según el comunicado de la organización.
Entre los favoritos este año sonaban los nombres de Douglas Coleman del Laboratorio Jackson en Bar Harbor (Maine) y Jeffrey Friedman de la Universidad Rockefeller (Nueva York), por su descubrimiento de la leptina -hormona relacionada con el apetito y la obesidad-. También figuraba entre los candidatos el japonés Shinya Yamanaka por su descubrimiento de la reprogramación celular.
Pero finalmente el premio, dotado de 10 millones de coronas suecas (1,08 millones de euros), ha recaído sobre Robert Edwards, antiguo investigador de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que en 1968 realizó junto a Patrick Steptoe la fertilización de un óvulo humano fuera del organismo de la mujer. Éste sería el primer paso hacia la fecundación 'in vitro' que daría lugar a la primera niña probeta del mundo, Louise Brown, en 1978.
Steptoe falleció dos décadas después de lograr la fecundación artificial -por eso no se le ha otorgado el Nobel- pero el trabajo que llevó a cabo con Edwards ha recibido numerosos galardones, entre ellos el prestigioso Premio Albert Lasker de Investigación Médica en 2001. Desde entonces, el investigador británico ha permanecido en un segundo plano por sus problemas de salud.
Su nombramiento ha estado marcado por la polémica debido a la filtración del nombre de Edwards como ganador del premio. La noticia aparecía publicada en el diaron Svenska Dagbladet antes de que el anuncio fuera oficial.
Premio Nobel 2009
El Premio Nobel de Medicina 2009, que concede el Instituto Karolinska de Estocolmo, ha recaído este año en los descubridores de los telómeros y la enzima telomerasa. El jurado ha valorado los trabajos de Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak, en este campo cuyas implicaciones afectan tanto al proceso del envejecimiento como del cáncer.
Los telómeros son una estructura que protege el extremo de los cromosomas humanos y los protege del proceso de envejecimiento, es decir, se encargan de dar estabilidad a los cromosomas.
A medida que las células se van dividiendo, los telómeros (del griego 'telos', final; y 'meros', parte) se van acortando, algo que, por ejemplo, las células cancerosas contrarrestan produciendo una enzima denominada telomerasa, que les permite seguir sobreviviendo.
"Los descubrimientos de Blackburn, Greider y Szostak han añadido una nueva dimensión para la comprensión de la célula, han arrojado luz sobre los mecanismos de enfermedades y han estimulado el desarrollo de potenciales nuevas terapias", ha destacado sobre ellos el Instituto Karolinska.
Se da la circunstancia de que los científicos que descubrieron su existencia allá por los años 30, Hermann Joseph Muller y Barbara McClintock, también recibieron el premio Nobel, aunque por motivos diferentes de éste.
Aunque no fue hasta varias décadas después cuando Greider, entonces estudiante de doctorado, y su tutora, Blackburn, descubrieron la enzima telomerasa. A partir de ese hallazgo, Szostak identificó células de levadura con mutaciones que provocaban una reducción gradual de los telómeros, mientras Blackburn hizo mutaciones en el ARN (ácido ribonucleico) de la telomerasa y observó efectos similares en la tetrahymena (un tipo de protozoo), informa EFE. "La enzima telomerasa es un mecanismo básico para la vida", explica María Blasco, directora de Oncología Molecular del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y especialista en este mismo campo. "No hay vida sin telomerasa, porque se encarga de mantener a la célula joven. Pero al mismo tiempo, esto que no es malo por sí mismo, también le permite mantener joven a una célula mutada, como lo son las tumorales".
Algunos investigadores comparan los telómeros con los extremos de los cordones de zapatos, el plástico que evita que se deshilachen, hasta que, con el uso, lentamente se van gastando y acortando.
Perfil de los premiados
Los tres premiados, cuyos nombres llevan años sonando en las quinielas para el Nobel, tienen pasaporte estadounidense, aunque son nacidos en Tasmania, California y Londres, respectivamente.
Una de las premiadas, Elisabeth Blackburn (nacida en 1948 en Tasmania, Australia) es profesora de Bioquímica de la Universidad de California, en San Francisco (EEUU). Fue elegida por la revista 'Time' dentro de sus listados anuales de las 100 personas más influyentes del mundo. En 2006 ganó el Premio Albert Lasker de Investigación Médica Básica junto a otro de los ahora premiados (Szostak) y ya en 2007 sonó como una de las candidatas a llevarse el Nobel.
La estadounidense Carol W. Greider (California, 1961), de la Escuela de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins (Baltimore, EEUU), ha trabajado estrechamente con Elizabeth H. Blackburn, una de sus maestras. Se licenció en la Universidad de California (Berkeley), donde comenzó sus trabajos de investigación en 1984. El día de Navidad de ese mismo año, Greider identificó una nueva enzima, la telomerasa, que era responsable del mantenimiento cromosómico.
Por su parte, el único de los varones en la terna de premiados, el británico Jack Szostak (nacido en Londres en 1952), es considerado uno de los líderes en el campo de los estudios genéticos desde su laboratorio en el Instituto Howard Hughes de EEUU.
Premio Nobel 2008
Tres científicos europeos han sido reconocidos este año con el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos en el hallazgo de dos virus que en la actualidad siguen marcando la vida de millones de personas. La conocida Fundación sueca ha galardonado a los investigadores franceses Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi por el descubrimiento "del virus de la inmunodeficiencia humana" (VIH) y al alemán Harald zur Hausen por el hallazgo "del papilomavirus humano que provoca el cáncer de cuello de útero".
Actualmente, Françoise Barré-Sinoussi (1947) trabaja en la unidad de Regulación de las Infecciones Retrovirales, del Departamento de Virología del Instituto Pasteur (Francia), mientras que su compañero Luc Montagnier (1932) tiene un puesto en la Fundación Mundial para la Investigación y Prevención del sida. Ambos compartirán la mitad del premio.
El comité encargado de la designación del galardón ha querido destacar la importancia de los descubrimientos de estos dos expertos franceses, "esenciales para la comprensión actual de la biología del sida y para su tratamiento con antirretrovirales".
"Nunca antes la ciencia y la medicina ha sido tan rápidas a la hora de descubrir, identificar el origen y aportar tratamiento para una nueva enfermedad", ha señalado el Instituto Karolinska.
Robert C. Gallo, el gran 'olvidado'
Montagnier ya obtuvo en el año 2000 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Técnica y Científica, que compartió con Robert C. Gallo, director del Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland (EEUU).
Aunque en un primer momento hubo una gran polémica sobre la 'paternidad' del virus del sida, la comunidad científica decidió finalmente designar a Montagnier como el descubridor del VIH.
En varias ocasiones se ha matizado que sin los conocimientos de Gallo, quien aportó la metodología para identificar los primeros retrovirus humanos, Montagnier nunca hubiera podido descubrir el VIH. Sin embargo, en esta ocasión, el jurado del premio Nobel no ha hecho ninguna mención al investigador estadounidense en sus argumentos sobre el premio.
La contribución de Barré-Sinoussi a la investigación sobre sida también ha sido esencial. Esta experta fue la autora principal del estudio que en 1983 informaba por primera vez en las páginas de la revista'Science' del descubrimiento de un retrovirus que más tarde recibiría el nombre de VIH.
Esta investigadora había entrado a formar parte del equipo de virólogos de Luc Montagnier en el Instituto Pasteur en 1974. Juntos empezaron a trabajar y, siete años después, dieron con el causante de un extraño síndrome que creó una conmoción mundial y ha provocado 25 millones de víctimas desde entonces: el sida.
Dos años después descubrieron el virus que causa el sida, el VIH (siglas correspondientes a virus de la inmunodeficiencia humana). Identificaron su producción en linfocitos de pacientes con ganglios linfáticos alterados en estados tempranos de inmunodeficiencia adquirida y en sangre de pacientes con síndrome en fase terminal.
Los científicos franceses caracterizaron este retrovirus como el primer lentivirus (con período de incubación muy largo) humano conocido, basándose en sus propiedades morfológicas, bioquímicas e inmunológicas. Hacia 1984 ya habían logrado aislar numerosas muestras de pacientes con infecciones sexuales, hemofílicos, madres que lo habían transmitido a sus hijos y personas que lo habían contraído en transfusiones.
Su descubrimiento hizo posible una clonación rápida del genoma del VIH-1, fundamental para determinar el comportamiento del virus, el diagnóstico de la enfermedad y el desarrollo de medicamentos antivirales, que han limitado la expansión de la pandemia, aparte de impulsar los estudios sobre su origen y su evolución. En la actualidad, unos 33 millones de personas viven con VIH en el mundo.
El descubridor del virus causante del cáncer de útero
Por otro lado, el jurado también ha querido destacar el papel de Harald zur Hausen (1936) a la hora de identificar al verdadero responsable del cáncer de cuello de útero. La mayor parte de su carrera profesional la desarrolló en el Centro alemán de Investigaciones Oncológicas de Heidelberg.
En la década de los 70 y contrariamente a las teorías sobre el origen de la enfermedad vigentes en la época, este investigador alemán logró aislar a partir de estudios con liebres dos cepas del papilomavirus humano, de las que hoy se sabe que están implicadas en el 70% de los tumores de cuello de útero.
Sus trabajos en este terreno han permitido que, en unos pocos años, esté disponible ya en el mercado una vacuna diseñada para prevenir la infección por este patógeno. La terapia, que ha empezado a administrarse a las adolescentes españolas este mismo año, será de especial utilidad en los países en desarrollo. Es allí, precisamente, donde el virus causa más estragos debido a que no existen programas organizados de citología, que permitan detectar a tiempo lesiones precancerosas en el cuello del útero.
Premio Nobel 2007
La Academia sueca ha galardonado a los estadounidenses Mario Capecchi (de origen italiano) y Oliver Smithies (nacido en Reino Unido) y al británico Sir Martin Evans con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2007 por sus trabajos sobre células madre y manipulación genética en modelos animales.
Sus descubrimientos han permitido "poner en marcha una tecnología de una importancia inmensa para manipular genes en modelos animales", según ha reconocido el jurado.
La técnica desarrollada por los científicos premiados forma parte de la rutina diaria de los laboratorios de investigación biomédica de todo el mundo.
Esta tecnología permite a los científicos crear ratones con mutaciones en cualquier gen que se desee y elegir tanto sobre qué gen se quiere actuar como de qué forma alterarlo. Su aplicación más común consiste en inactivar un gen concreto. La técnica ha sido crucial para estudiar las funciones de diferentes tipos de genes en ratones y crear modelos de enfermedades.
Hasta la fecha, se han manipulado con este método más de 10.000 genes de roedores, aproximadamente la mitad de los que componen su genoma.

Mario R. Capecchi, que reside en Salt Lake City, estaba dormido cuando le llamó por teléfono el comité de los Nobel. "La voz sonaba muy seria, por eso mi primera reacción fue pensar que esto era real", ha declarado a la agencia de noticias AP.
Por su parte, Oliver Smithies ha destacado que, después de trabajar en el mismo proyecto durante más de 20 años, "es muy grato ser reconocido a este nivel". Además, este experto confía en que el galardón le asegure una financiación más estable para otras investigaciones.
Ratones manipulados genéticamente
Los tres premiados trabajan en diferentes laboratorios de Estados Unidos y el Reino Unido. Aunque han desarrollado sus carreras por separado, han mantenido contactos puntuales desde mediados de los años 80. Cuando en 2001 les concedieron el Premio Lasker, el llamado Nobel americano, Evans recordaba en la revista 'Nature' los inicios de esta colaboración.
En octubre de 1985, el británico pasaba un mes de intensas investigaciones en el Instituto Whitehead (Massachusetts, EEUU) cuando recibió una llamada de Smithies. "Le respondí que sólo por él rompería mi trabajo en el laboratorio", relata. Evans le llevó unas muestras de cultivos de células madre y pasó un fin de semana en Wisconsin con Smithies. De vuelta en Cambridge (donde Evans trabajaba por entonces), fue Capecchi quien pasó una semana recogiendo células y aprendiendo las técnicas.
"El resto de la historia es bien conocida. Se han hecho cientos de mutaciones de ratón específicamente diseñadas y la técnica, aunque no es trivial, no merece más que unas cuantas líneas de mención en los artículos de genética", relataba.
En el año 1989 crearon el primer ratón 'knockout', es decir, el primer roedor al que se le canceló el funcionamiento de un gen durante la fase embrionaria. El propósito era analizar los efectos de esta desactivación.
La exquisita precisión con que estos investigadores han manipulado el material genético de roedores fue merecedora del Lasker. El trío de científicos ha creado modelos animales de enfermedades humanas como la aterosclerosis, el cáncer, la hipertensión y la fibrosis quística. Esa misma tecnología también contribuye a avanzar en el conocimiento de procesos biológicos normales.
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